Mi Historia: Como llegue a este cruce en la vida por un tren expreso.

Era una mañana calurosa, después de haber estado de fiesta con unos amigos nativos de Bali, Indonesia. No había tiempo para dormir, solo para comer algo, una ducha y a prepararse para la siguiente fiesta. Vivir en un país del tercer mundo con un sueldo de occidente tiene sus ventajas, sin duda una de ellas era tener una gran vida social, pero un poco escasa de crecimiento espiritual. Y era bastante irónico puesto que estaba en uno de los destinos major valorados para ello. Visitar el país y sus destinos como turista nada tiene que ver con vivir y trabajar como un lugareño, es muy diferente. Aunque mi estancia allí parecía estar sacada de una película, muy dentro de mi pedía a gritos mi subconsciente que me rescataran.

Una vieja amiga de mis días de residencia en Tokio, Alexi, una impresionante irlandesa y griega de Manhattan, había regresado recientemente de sus estudios en la India, recién ungida como Astróloga Védica, y traía consigo algunas prudentes advertencias para que las tuviera en cuenta mientras viviera en el sur de Asia. Ambos habíamos vivido en Asia a finales de los años noventa. Nos conocimos en un viaje en avión de ANA desde el aeropuerto JFK de Nueva York a Narita, Japón. Antes de trasladarse a Bali en la década de 2000, ella me informó de que mis líneas sociales y de negocios se cruzaban allí; y mientras estaba allí, durante los dos años siguientes, cada lectura resultó ser cierta. En los años siguientes Alexi me proporcionaría múltiples lecturas, algunas más clarividentes que otras, pero ninguna más predictiva que otra.

A lo largo de los años, dio abundantes lecturas y los temas más importantes siempre fructificaron. La vez que me advirtieron que no saliera de fiesta mientras estaba en Bali y casi acabé muerto, víctima de una guerra interna de tribus. En otra época me advirtieron que evitara las motocicletas y a los pocos días tuve un accidente donde si no hubiera soltado la moto a 90 kilómetros por hora hubiera acabado como ella debajo de un camión de remolque. Pero un año llegó una lectura que dejó perpleja incluso a la normalmente inquebrantable novata del Upper East Side. En ella rezaba que perdería las piernas, aquella lección nunca podría olvidarla, era la primera vez que ella me daba ese tipo lectura y estaba tan confundida como yo.

En el intermedio, entre que recibí esa lectura llena de destino y mi encuentro con el tren expreso, había iniciado una empresa de financiación al consumo, una empresa que tuvo mucho éxito. Después de numerosos años de éxitos parciales y de emprendimientos fallidos en el mundo de los negocios, de un trabajo sin límites y de perseverancia, finalmente todo cuajó, dando como resultado mi primera empresa de siete dígitos en ventas. Todo ese éxito se derrumbaría poco después -un diluvio de dolor y destrucción acechaba-, mientras yo ignoraba lo que me esperaba. Al final, la empresa se fue a la ruina por malversación de fondos, a manos de unos cuantos amigos. Mi inversor me demandó por 1 millón de dólares.

Avancemos tres años y me despierto con un sacerdote a mi lado, mientras estoy tumbado en una camilla en un pasillo oscuro, frío y estéril. Pienso: “Oh, mierda, esto no puede ser bueno.” Y: “Esta vez lo has conseguido, Steven.” “Pero en mi propio patio trasero, sin embargo,” pensé. “Padre, ¿estoy muerto, estoy en el cielo?” Nunca olvidaré su respuesta: “No, hijo mío, has tenido un trágico accidente.” Fue en ese momento cuando me di cuenta de que no podia mover ninguna parte de mi cuerpo, sólo los ojos, e incluso eso era una lucha. También fue en ese momento cuando me di cuenta de que por muchas llamadas que hiciera o por la cantidad de contactos que tuviera podrían sacarme de esta. Un momento decisivo: Dependía de una sola persona, yo mismo.

Unas horas antes de conocer al padre irlandes, estaba muerto bajo un tren del centro de la ciudad. Es obvio que en este punto no fui literalmente arrollado por un tren, aunque el conductor jurará que atropelló a un niño tirado en las vías. Si yo fuera él, habría pensado lo mismo. Antes de llegar a la estación de tren, me golpearon con un objeto metálico pesado en un callejón de la ciudad. Poco antes había salido a un bar que estaba de moda con tres amigas para celebrar la semana de Navidad. Me rompieron la espalda en tres zonas: el cuello, la parte media y la parte baja. El golpe en el cuello, en un ángulo de cuarenta y cinco grados, destinado a matarme, hizo estallar seis vértebras como si fueran palomitas. ¡Una mala noche en Filadelfia!

No habían pasado ni diez segundos de una pequeñísima fiesta de lástima y fue en esa coyuntura, el momento en el que se decide si ser una víctima de las circunstancias o un superviviente de la vida, cuando una vocecita se me acercó -se me metió en la cabeza, aparentemente de la nada, con una voz tranquilizadora – y me dijo: “Esta vez sí que lo has hecho, Steven. Es malo, muy malo. Pero lo superarás. Te llevará muchos años de dolor y dificultades, pero al final volverás a caminar y seguirás ayudando a los demás de forma tremenda.” Inmediatamente mi actitud se volvió positiva, decidiendo que esto no definiría lo que soy, más bien eligiendo aceptar la(s) lección(es), iniciando un largo camino hacia la curación.

El sacerdote quería hablar de las cosas que, según sus prejuicios, me habían llevado a esa noche. Inmediatamente me centré en la solución, descartando rápidamente su anticuado curso de clérigos en blanco y negro. Yo ya era una persona espiritual y sabía que era major empezar a buscar el lado bueno, las bendiciones ocultas. Sabía que haría falta un verdadero viaje del héroe, un viaje introspectivo que se extendiera hacia el interior, hacia los abscesos inexplorados del núcleo de una persona, hacia su alma, para encontrar verdaderas respuestas. Las áreas que tanto intentamos evitar en la vida, las emociones que tratamos desesperadamente de suprimir por cualquier medio para ‘ocupar’ nuestras vidas y alejarnos de nuestra verdad eterna.

El universo me había advertido de que debía cambiar mis costumbres. Los mensajes se nos envían siempre, pero no siempre los reconocemos. En la vida no hay errores, ninguno. Para mí, el accidente no tenía que ver con mi estilo de vida, sino con el lugar al que estaba destinado en la vida. Para mí no fue un castigo, sino una lección que me esperaba. ¿Qué haría con este desafío? ¿Estaría a la altura de las circunstancias, soportando el equilibrio kármico de la vida, buscando respuestas a las preguntas que tan claramente había evitado (consciente y inconscientemente), encontrando un nuevo significado y dirección? Pues bien, dentro de mí existía una gran sed, un fuego que necesitaba ser apagado: el resultado sería un viaje.

Durante los siguientes ocho años me embarqué en una interminable aventura en la vida – un viaje para convertirme en otro hombre, uno nacido de nuevo con y a través de la guía espiritual y el propósito cósmico donde, después de una larga e insoportable recuperación dolorosa, una tortura psicológica insoportable, una limpieza mental total, la devastación financiera, la pérdida de amigos y familiares, y un tsunami emocional parecían nodular infinitamente a lo largo de mi vida – emergiendo completamente renacido. Un ser perdido, pero ahora descubierto que, después de viajar profundamente a los anales más aterradores del corazón y del alma, saliendo a la luz con una intención y un sentido decididos, encontró mi propósito en la vida. ¿Pero ahora qué?

Descubrir tu propósito en la vida es sólo la primera parte de la ecuación: compartirlo es la segunda parte.

A lo largo de mi experiencia, he establecido una clara distinción entre recuperación y curación: una es del cuerpo y del médico, y la otra, de la mente y del alma, respectivamente. En el camino de la recuperación no puede faltar la mención de algunas de las espectaculares personas que me ayudaron a conseguirlo: Mi cirujano, el Dr. Jeffrey Rihn, de Jefferson Health, un médico de talla mundial que estaba abierto a todas las modalidades de curación; mi fisioterapeuta, Elizabeth Watson DPT, de Magee Rehab, cuyo espíritu ferviente y su inagotable creencia en mí alimentaron mi impulso para seguir adelante; y el Dr. Neil Liebman, DC de los Philadelphia 76ers, un sanador energético como ningún otro, cuyas “manos mágicas” y su amor ilimitado por sus pacientes y su curación me ayudaron a pasar la segunda mitad.

La mayor revelación de mi vida se produjo gracias a una fortaleza y una perseverancia ilimitadas al enfrentarme a obstáculos que parecían insuperables: El obstáculo es el camino. Sin barro no puede haber lodo. Sin presión, no hay diamante. Sin aventurarse en las partes más aterradoras de nuestro ser, uno puede intentar comprender su verdadero ser interior. La vida se basa en el contraste; no se puede conocer la felicidad hasta que se conoce la tristeza. En la vida tenemos la posibilidad de elegir cómo reaccionamos en cada situación, determinada por nuestra actitud. Ajusta tu actitud y determina tu resultado. Las lecciones nunca desaparecen – lo que resistimos persistirá. Depende de ti.

Si no es ahora, ¿cuándo? – Proverbio Zen

Cae siete veces, levántate ocho. – Proverbio Japonés

Una faceta asombrosa de ese cavernoso viaje interior, el que me adentró en los bosques de Tennessee, donde planeé pasar al mundo espiritual (loca historia) colgándome de un tubo para agua de acero de un camping, cuando no tenía hogar, vivía en una tienda de campaña fuera de mi coche durante un año; sondeando las profundidades más oscuras y aterradoras de mi ser mi interior, mi alma, el Espíritu Santo, Dios; donde no hay vuelta atrás; sin otra opción que “hacer tu trabajo,” matar a tus dragones; eligiendo no ser más una víctima de tu pasado; optando en cambio por el camino menos transitado; tomando el control de tu energía, tu vida, tu felicidad – es el mundo que se abrió.

El resultado fue una intensa búsqueda interior que me llevó por el camino de la curación, ayudando a otros con la lucha en la vida. Mi filosofía de vida de “Doing The Dirty Dishes” proporcionó las condiciones adecuadas para un aprendizaje real, abriendo un espacio para un amplio crecimiento y cambio, lo que me llevó a enseñar a otros, lo que resultó en inspirar y motivar a otros a través de la escritura de un libro, Unbreakable Mind. Poco después, inicié dos blogs: uno Espiritual y otro para aquellos para los que Viajar es un reto. Ambos son leídos en todo el mundo, lo que ha dado como resultado una retroalimentación inestimable y una inmensa satisfacción. Mientras viajaba en silla de ruedas durante dos años para mi blog de viajes, hice una pausa en mi blog espiritual.

Después de años de discusiones incalculables y acuerdos caprichosos, finalmente capitulé ante mis mentores y consejeros de confianza en la vida, decidiendo comenzar mi propio canal de YouTube y Podcast. Decidí que empezaría a escribir mi blog espiritual de nuevo, pero esta vez seguiría cada entrada del blog con una versión de podcast. En cada nuevo episodio se trata un tema apasionante dentro de un contexto espiritual. Un podcast espiritual que explora todos los temas bajo el sol, haciéndote sonreír, pensar críticamente o reflexionar sobre el alma y el universo. Esta es mi nueva aventura. Por favor, considere escuchar y compartir mi canal de YouTube o Podcast con amigos. Gracias por su apoyo.

A estas alturas todos sabemos lo que significó realmente la lectura de Alexi de “quedarse sin pies.” El accidente fue el mayor regalo de mi vida. Estoy eternamente agradecido al universo y a mi tren de la suerte. Choo-choo.

Teeth to the wind!

Steven Quigley

FOTOS de mi mundo viaja en silla de ruedas – DALE CLIC.

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Gracias su por amor y apoyo. Amor y luz.

Publicado por docomo25

Steven Quigley, by age eight, was already an entrepreneur with his first business. He has traveled the world extensively, living in many countries, meeting people and collecting experiences that would later form his future. Before first having spent many years in South Asia, he eventually settled into a sales position on Wall Street. It was not long before he was back to business, eventually creating his own consumer finance firm, before his meeting with the express train – that changed everything. After a long journey inward, including recovery and healing from quadriplegia, he has re-emerged a new man, and is currently learning to walk again. He was enrolled as a graduate student at University of Pennsylvania until he withdrew to write his first book, Unbreakable Mind. As a result of that life changing journey, though some would say a natural fit, he is now an international speaker, author and clarity coach.

3 comentarios sobre “Mi Historia: Como llegue a este cruce en la vida por un tren expreso.

  1. Siento que no se puede fallar en nada en la vida cuando leo esto y todo lo que escribes porque tienes un poder de enseñarle a las gentes que pase lo que pase tenemos que seguir adelante ❤️🙌🏽

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